domingo, 29 de mayo de 2011

La Maliciosa (2227m) por la Sierra de los Porrones. 28/05/11

Llega el sábado y, a diferencia de los anteriores, conseguimos salir a la montaña. El objetivo elegido es la Maliciosa, que ya ascendimos en su día desde el Valle de la Barranca. En esta ocasión, y buscando evitar las masificaciones, subiremos desde la Pedriza por la Sierra de los Porrones, también llamada Cuerda del Hilo. Se trata de un cordal montañoso situado al sur de la Cuerda Larga que, en dirección sureste, alberga varios picos y peñas, desde la Maliciosa con sus 2227m hasta la Camorza (1213m).


Datos de la ruta
Inicio y final: Collado de Quebrantaherraduras (1082m)
Cumbres: La Maliciosa (2227m)
Distancia: 23km
Desnivel de subida: 1300m
Desnivel de bajada: 1300m
Tiempo: 7h (paradas incluidas) 


La ruta comienza en el Collado de Quebrantaherraduras, dos kilómetros antes de llegar a Canto Cochino, donde hay un pequeño aparcamiento para varios coches. Llegamos a las 9 de la mañana y, en contra de lo que decía la previsión, el cielo esta completamente despejado. Solo es una pequeña ilusión, pues nos espera una ruta de nubes y niebla.


Nos dirigimos hacia las escaleras de piedra que dan inicio al PR 16, la senda que nos llevará hasta la cima de la Maliciosa, y pasamos por un pequeño mirador...


...sobre el caos de granito de la Pedriza, gobernada por la mole de El Yelmo (1717m).


La senda asciende suavemente, marcada con las marcas blanco-amarillas, características de los PR, y con puntos amarillos.


Nos vamos alejando de la Pedriza, sobre la que ya empiezan a aparecer jirones de niebla...


...pero de momento, por aquí sigue despejado. En cierto momento nos incorporamos a una amplia pista...


...la cual abandonamos unos metros después.


La senda va ganando altura y pendiente...


...mientras a nuestra espalda las nubes cubren la Pedriza...


...y dejan al Yelmo acechando entre ellas.


Al fondo distinguimos el Embalse de Santillana.


Las nubes empiezan a bajar...


...y en pocos minutos nos cubre la niebla...


...pero el camino no tiene pérdida.


La subida no da tregua, desde los 1082m del aparcamiento hasta los 2227m de la Maliciosa, son 1150m de desnivel continuo. La niebla viene y se va...


...dejando entrever las figuras rocosas.


Después de una interesante subida, rodeamos la Maliciosa Baja sin siquiera saberlo, pues no vemos más allá de diez metros, pero lo comprendemos cuando una pequeña bajada hace evidente que nos dirigimos al Collado de las Vacas.


Desde aquí empieza la peor subida de la ruta, en mitad de la cual paramos a comer algo, para evitar las masificaciones que suponemos habrá en la cumbre.


En cuanto nos ponemos en marcha, nos empezamos a cruzar grupos y más grupos de gente bajando, por lo que nos imaginamos lo que nos encontraremos arriba. En diez minutos llegamos al vértice geodésico que marca la cima. Han sido unas tres horas desde que empezamos a andar.


En la cima hay como unas quince personas, y la niebla lo cubre todo. Descansamos un rato, dándole margen al tiempo, pero cuando deja claro que no podremos disfrutar de las vistas panorámicas, decidimos iniciar la bajada (que realizaremos siguiendo el curso del Río Manzanares)...


...en dirección al Collado del Piornal.


Al llegar al pluviómetro que hay en dicho collado, giramos a la derecha...


...y seguimos bajando...


...guiados por el pequeño curso de agua...


...que poco a poco va creciendo...



...para unirse algo más abajo con el Río Manzanares, que viene del Ventisquero de la Condesa.


Al otro lado del río vemos el camino en mejor estado, y al ir a cruzarlo Iván pone la nota cómica del día al resbalar y meter la pierna casi hasta la rodilla en las frías aguas jeje.


Ésta es la parte más bonita del día sin duda alguna.





Las nubes juegan a hacerse y deshacerse...



...mientras nosotros llegamos al Puente de los Manchegos.



Continuamos por la pista del lado izqueirdo del río, pero unos metros delante la abandonamos siguiendo una senda, marcada con hitos, que baja paralela al río.


En algunos puntos es fácil perderla y los matorrales hacen difícil el avance. Las selvas de Guadarrama...jeje


Seguimos andando siempre cerca del río, entre laderas tapizadas de verde...


...acercándonos a la Pedriza...



...pero lentamente. La bajada se hace larga, y cuando llegamos al Puente del Retén tenemos las piernas magulladas, llenas de arañazos.


Lo cruzamos y cogemos el camino del otro lado hacia la izquierda. Éste es mucho más cómodo, y en unos minutos nos llevará a esta pista, la cual seguimos hasta que se convierte en la carretera de la Pedriza.


Llegando a Canto Cochino, el interior de la Pedriza se abre para nosotros...


...y el Yelmo nos observa en lo alto.


Desde que tomamos la pista había empezado a despejarse el cielo, y el Sol nos da con fuerza. Ahora el calor empieza a ser el propio del verano, y menos mal que ya solo nos queda una pequeña subida de algo menos de dos kilómetros hasta el Collado de Quebrantaherraduras, que superamos en diez minutos, sudando la gota gorda jeje.

De camino a casa vamos delirando con intentar algún día hacer la circular Canto Cochino-La Maliciosa-Bola del Mundo-Cerro de Valdemartín-Cabezas de Hierro-Asómate de Hoyos-Torres de la Pedriza-Canto Cochino. En fin, una buena paliza, ya veremos...

¡Un saludo!

lunes, 9 de mayo de 2011

Travesía circular por el Macizo Central o de los Urrieles [Picos de Europa]. 15/04/11 - 18/04/11. Segunda parte.

Segunda parte [...viene de aquí].

.Día 3.Dom17Abril2011.Inicio de la Canal de Dobresengos-Subida al Collado Pandébano desde Bulnes.

Datos de la ruta
Inicio: Gargantada de Hoyo Grande (1903m)
Final: La Helguera (1050m)
Distancia: 21km
Desnivel de subida: 790m
Desnivel de bajada: 1690m
Tiempo: 13h (paradas incluidas)


Es el tercer día de nuestra aventura (contando la primera tarde como primero), y el despertar de hoy ha sido de lo más normal, entendiendo como normal la situación en la que estamos. Nos levantamos medio dormidos, y cuando abrimos la tienda para ver que día hace, una helada corriente de aire nos termina de despejar del todo. Mejor volvemos a cerrar y nos abrigamos primero...


Esta vez toca desayunar un par de estas barritas de chocolate con caramelo dentro, y parece que la mochila no las ha aislado bien del frio, por lo que, hechas piedra, hacen que casi nos dejemos allí arriba los dientes. Aparte de eso, nos ponemos los crampones, recogemos todo, que hay que dejar el monte bien limpio, y nos ponemos en marcha. La etapa de hoy comienza con una dura y larga (eterna) bajada: la Canal de Dobresengos.


La nieve está dura después de la fría noche y la pendiente es la suficiente como para hacerse peligrosa sin los crampones...


...pero en poco tiempo la nieve da paso a la roca, y los crampones pasan una vez más a engrosar el peso de nuestras mochilas. La Canal en su parte media-alta es una infinita pedrera en la que varios retazos de senda se van uniendo y separando, sin que haya un recorrido bien marcado (o quizás si, en cuyo caso fuimos a lo burro). En un primer momento, esta pedrera impresiona un poco, pues tiene una pendiente considerable...


...pero pronto descubrimos que el descenso es rápido y cómodo, perfecto para bajar deslizándonos prácticamente a la carrera, aunque de forma bastante ruidosa, con la que cualquiera que andara por allí pensaría que se trata de algún desprendimiento.



En algún punto, empieza a aparecer la hierba y los matorrales, que curiosamente se hacen mucho más incómodos que la pedrera...


...y poco a poco vamos perdiendo de vista la parte alta de la canal.


Hoy nos llevaríamos un gran palo psicológico, pues habíamos previsto bajar la canal en unas dos horas, hacer la ruta del Cares en otra hora y pico y subir a comer a Bulnes, con lo que por la noche llegaríamos a la Vega de Urriellu. Qué fácil parece todo sobre el mapa y que ilusos nosotros...


Al final, y ésto solo es el principio, la canal nos llevo unas cuatro horas...


En fin, sigo, las pedreras van desapareciendo para cubrirlo todo con un manto verde que, con la misma pendiente...


...nos va dirigiendo hacia un pequeño hayedo que marca el inicio de El Canalón...



...un corredor con mucha pendiente que constituye el único paso entre dos partes de la canal. Su entrada y salida están bien marcadas, y no tiene pérdida, pero es algo peligroso, según comprobamos, ya que todas las piedras que se desprenden de arriba van a caer aquí, así que si hay gente por arriba, cuidadín.


Una vez más, el corredor es relativamente fácil, pero las mochilas pueden desequilibrarnos en algún momento...


...y el Canalón es más largo de lo que parece en un primer momento...





...pero con calma y cuidado, conseguimos salir al rato por su parte baja. Aún sin ver el final de la canal (en este punto llevamos recorrida la mitad), nos paramos a descansar y nos cruzamos con un par de montañeros que subían hasta donde la nieve les dejara.


Las grandes pendientes dan paso a pequeñas bajadas, caminos de hierba y, en general, un avance muy cómodo, con el que en poco tiempo conseguimos ver el final, aún muy lejos. En cierto momento, pasamos por una fuente (la primera que vemos en Picos) que nos da la vida, y en la que paramos a decidir nuestros pasos. Según hemos leido, el camino se bifurca en dos, uno que baja directamente al rio Cares por el fondo de la canal y otro que sigue en horizontal las curvas de nivel hasta superar un espolón rocoso que se levanta sobre Caín, para bajar al pueblo por el otro lado. Elegimos esta segunda opción por no tener que remontar luego el rio hasta Caín.


Una mirada atrás nos revela todo lo que hemos recorrido...


...y una mirada hacia delante, nos dice que hemos vuelto a escoger el camino difícil jeje. La senda que hemos elegido va desapareciendo poco a poco hasta convertirse en un estrecho paso entre matorrales por una ladera con una pendiente considerable, y al llegar al supuesto espolón, el panorama que se presenta ante nosotros es un tanto desolador (y al mismo tiempo precioso: Caín al fondo del valle, pinchar para ampliar)...


Desolador porque el pueblo está como 300 metros por debajo de nosotros y lo que vemos es que la bajada es por una pared casi vertical. Menos mal que no tenemos mucho vértigo, que si no...
Solo por no desandar lo andado, nos metemos en faena sin pensarlo mucho, y una vez que empezamos a bajar, vamos viendo que no es tan peligroso como parece desde arriba, pero el descenso se hace lento. En algún paso en el que tenemos que tirar de culo, la mochila nos juega una mala pasada y casi nos desequilibra, pero al final conseguimos llegar abajo, a un caminito que baja suavemente hasta el otro lado de Caín...


...a la carretera que cruza el rio, y por la que entramos al pueblo.


Tiene gracia que lleguemos a casa con cientos de fotos de Picos, y ni siquiera se nos ocurriera hacer una al pueblo de Caín. Quizás no nos llamara la atención, o quizás no nos gustó mucho lo que vimos. También es cierto que era domingo, y aquello era un hervidero de gente: los bares llenos, las tiendas de souvenirs a rebosar, la gente descamisada tomando el sol en las praderas aledañas, las calles llenas de coches, los cientos de contenedores hasta los topes de basura, y en medio de todo eso, dos tipos sucios y (para que negarlo) malolientes con dos niños muertos a la espalda, con palos y con "las tochas" (no nos quitamos las botas de alpinismo salvo para dormir, y a ver quien era el listo que decidía echar las ligeras a la mochila para cuando no hubiera nieve jeje, ¡craso error! que nos quedamos sin pies).


Con este panorama, nos sentimos fuera de lugar y tras repostar agua rápidamente salimos escopeteados, huyendo de allí, solo para unirnos a la procesión del Cares.


Inicio de Semana Santa, domingo...teníamos todas las papeletas para encontrarnos con todo tipo de gente en este tramo. Ya podíamos haber pensado en ello antes, porque la ruta habría cambiado considerablemente...


Al poco de salir pasamos por el final de la Canal de Dobresengos, a donde habríamos ido a parar si hubiéramos escogido el otro camino (sin duda alguna, el bueno jeje).


Creyendo que la Ruta del Cares eran unos seis kilómetros (en realidad son unos doce), obviamente se nos hizo larga. Comprendimos que las tochas no están hechas (de ningún modo) para andar por estos caminos, y menos a esas horas y con ese calor.



Una herida iba surgiendo en mi talón, los pies se derretían (en el sentido más doloroso que pueda tener esa palabra) por el calor, la rapidez con la que empezamos la ruta y la mochila iban menguando nuestras fuerzas y lo peor de todo, nuestro ánimo decaía sistemáticamente a cada curva que pasábamos y no veíamos el final (¿de dónde habría sacado yo que la ruta eran 6km?). Lo que en un principio pensamos como un paseo de recuperación y de descanso, se convirtió en el peor suplicio de nuestra travesía. Hasta dejamos de hacer fotos y todo...jajaja.


En fin, que a las dos horas y media (o algo más) llegamos al Puente Poncebos, con dos barritas en el cuerpo y casi siete horas caminando. Fuimos derechos al primer restaurante a preguntar si todavía servían comidas (eran casi las 4 de la tarde), porque teníamos ganas de apretarnos entre pecho y espalda un buen trozo de carne muerta. Mmmmm...jejeje. De alguna forma eso ayudó a restaurar un poco nuestro ánimo, y tras desechar posibles ideas cobardes (llegamos a pensar en terminar ahí y buscar un bus a Fuente Dé), cogimos el camino a Bulnes y tiramos p´arriba (una vez más, desechamos el funicular, que ni nos molestamos en preguntar de donde sale).


Como dije anteriormente, en toda esta parte poco sacamos la cámara. Nuestra moral estaba ahí ahí, y no estaba el horno pa´fotos (digo...para bollos). Parando unas cuantas veces llegamos a Bulnes bastante tarde, a eso de las siete y pico, y nos ponemos a pensar en nuestras posibilidades para esa noche...


...que básicamente se reducen a tres: quedarnos a dormir en Bulnes (lo cual se esfuma a la primera de cambio porque no nos llega el dinero), darnos el palizón y subir hasta los 1600m de altura en los que (legalmente) podemos acampar o desviarnos hasta el Collado Pandébano e intentar llegar al Refugio de la Terenosa (y rezar porque esté abierto claro...).


Tras descansar un rato decidimos dirigirnos hacia el refugio y abandonamos Bulnes, eso sí, sin muchas esperanzas de llegar...


Subimos lentamente y poco a poco se va haciendo de noche. En algún punto volvemos a ver el Picu Urriellu...


...tirando de zoom...


En el momento en que añochece nos encontramos, rebentados, a algo más de la mitad de camino entre Bulnes y Pandébano. Las piernas nos dicen que paremos, y así lo hacemos, tras buscar una zona más o menos llana en la que dormir. Mañana será otro día, y esperemos que mejor.



.Día 4.Lun18Abril2011.Subida al Collado Pandébano desde Bulnes-El Cable-Fuente Dé-Madrid.

Datos de la ruta
Inicio: La Helguera (1050m)
Final: El Cable (1834m)
Distancia: 17km
Desnivel de subida: 1480m
Desnivel de bajada: 630m
Tiempo: 9h (paradas incluidas)


Nos levantamos bien temprano, y la noche ha sido perfecta, durmiendo casi del tirón y sin pizca de frío. Notamos nuestras fuerzas renovadas y el ánimo restaurado. Ahora volvemos a disfrutar de lo que nos rodea...


...y como no hacerlo, despertándote en medio de este paraiso.


Mientras termina de amanecer, nos ponemos en marcha en dirección al Collado Pandébano, observando el Picu a lo lejos...


Llegamos al collado en una hora...


...nos asomamos al otro lado y seguimos subiendo.



En algún punto, y vete tú a saber por qué, nos llega la cobertura, así que aprovechamos para informar de que seguimos vivos.


Sin prisa pero sin pausa vamos devorándole metros a la Vega de Urriellu...


...y el coloso empieza a cernirse sobre nosotros.


Nos cruzamos con varias personas que bajan después de haber pasado la noche arriba...


...y seguimos a lo nuestro.


Ya cerca del Picu, empezamos a pisar la nieve que aún perdura a estas alturas y al cabo de un rato llegamos al refugio...


...que para nuestra sorpresa está cerrado.


En la parte de atrás se encuentra abierto el refugio libre, pero no se ve movimiento. Teníamos en mente tomarnos un relajado descanso para almorzar, pero entre que esta cerrado, y que desde el Jou Sin Tierre se acercan unas nubes la mar de amenazantes, decidimos darle un poco más al tema, que no es plan que nos pille una tormenta (llevábamos tres días sin saber nada sobre la previsión).


En cuanto nos alejamos del refugio nos empieza a granizar, primero flojo y después con bastante fuerza, así que activamos el modo impermeable rápidamente. Las cámaras (réflex) pasan de la riñonera a la mochila, que si se mojan nos da algo, ponemos la funda a la mochila y nos ataviamos con nuestras batamantas (así llamamos a nuestras chaquetas nada técnicas que "supuestamente" son impermeables, abrigan poco pero ocupan mucho (casi media mochila) y tenemos desde hace tiempo, (en mi caso lleva en el armario unos cinco años) pero que misteriosamente nos vienen enormes). Con este modo activado, hacer fotos se hace imposible, así que aquí vienen otras cuantas horas sin documentación visual.

Hasta entonces no nos habíamos preocupado demasiado, pero conforme se acerca el momento vamos pensando en el estado del paso de Horcados Rojos, que con la nieve debe de ser delicado (ya de por sí tiene colocado un cable para ayudar en la subida/bajada). Temiéndonos lo peor pensamos también en posibles alternativas para llegar a Fuente Dé...

Mientras tanto llegamos a la Garganta del Jou Sin Tierre, y nos encontramos con un cortado hacia abajo en el que dudamos sobre como bajar. Al fondo del Jou vemos una pareja que se aleja en nuestra misma dirección. Supongo que nos ven dudar, y a base de gritos y gestos conseguimos entender que tenemos que rodear un montículo a nuestra derecha para superar el cortado por el lateral. De modo que nos ponemos a bajar lo más rápido posible para intentar no perderlos de vista, pues parece que se dirigen a donde nosotros, y no sabemos como estará aquello.

Superamos el Jou Sin Tierre, en el que nos ponemos los crampones y nos dirigimos a la Garganta de los Boches, para acceder al Jou de los Boches. En esta última subida empezamos a notar el rápido avance que llevamos desde que despertamos y tenemos que parar cada pocos pasos para recuperar el aliento. Además, la nieve blanda no pone mucho de su parte.

A mitad del Jou los pillamos, saludamos y preguntamos si van hacia Horcados Rojos. Son Paco y Vicky, de Jaén, y sí, pretenden subir por ahí. Hablamos un rato sobre el estado del paso (Paco dice que en el refugio le dijeron que estaba el cable en buenas condiciones y sin dificultades) y les comentamos que si no les importa les seguimos, que no sabemos por donde es. Paco incluso se ofrece a prestarnos material para encordarnos, e ir asegurados por el cable. Muchas gracias y un abrazo si nos leéis.

Nos ponemos en marcha detrás de ellos, acercándonos a la imponente pared (que sinceramente, no vemos como se sube eso), de la que no se distingue el famoso cable, pero sí la abrumadora pendiente que tiene. Pasamos en tensión por debajo de una franja de roca, bajo la cual la nieve presenta varias fisuras preocupantes. Solo falta que nos caiga todo encima...

Después de esto, avanzamos en diagonal buscando el cable, el cual no encontramos, y acabamos subiendo por una pala que en algunos puntos diría que alcanza los 60º de pendiente. Vamos, totalmente nuevo para nosotros. Las peores partes vienen cuando tenemos que avanzar en diagonal o en horizontal, en las que vemos todo el abismo por debajo. Mejor no imaginar que pasaría si caemos...

Foto: Paco Esteban
Una vez llegando arriba (rebentados) vemos que nos hemos ido desviando y hemos ido a parar a una horcada al oeste de Horcados Rojos, bajo las Peñes Urrieles.

Foto: Paco Esteban

Foto: Paco Esteban
Intercambio de fotos y momento de alivio. Lo hemos conseguido jeje.

Foto: Paco Esteban
Aquí está el final de la subida, y como si todo estuviera escrito, poco antes de llegar arriba para de granizar y el cielo se empieza a despejar.


Ahora nos toca bajar hasta Horcados Rojos, ya que hemos salido a un punto más alto.


Son casi las cuatro de la tarde y el último teleférico sale a las 6, asi que no podemos perder el tiempo  en llegar a El Cable (después de estos cuatro días consideramos que bajar en teleférico ya no es tan mala idea jaja).


La bajada se hace cómoda y rápida...


...y el camino ya lo conocemos de hace tres días.

Foto: Paco Esteban


Foto: Paco Esteban
Ya alejándonos de Horcados Rojos, Paco nos hace una última foto, con el Tesorero de fondo.

Foto: Paco Esteban
Nos vamos despidiendo de Picos...


...mientras nos quitamos los crampones...


...e iniciamos el último descenso hacia La Vueltona, que nos alojó en la primera noche.


Una vez llegamos a la pista, solo veinte minutos restan para terminar nuestra travesía.



Volvemos a ver Fuente Dé...


...y hacemos unas últimas fotos antes de meternos a hacer cola para el teleférico.


Cuando llegamos abajo, nos sentamos a comer en una de las mesas (otro día que nos metemos la paliza con el estómago vacio) y después vamos a despedirnos de Paco, antes de salir hacia Madrid. Gracias otra vez, porque de no haber sido por ellos, a saber qué hubiéramos hecho jeje.

Hasta aquí llega esta aventura. ¡Un saludo!

FIN.