domingo, 29 de abril de 2012

Escalando en la Martinswand. [ÖAV Klettergarten]. 21/04/12

Después de casi ocho meses sin escalar, el pasado sábado, aprovechando el buen tiempo, decidimos irnos a pasar el día a la Martinswand, popular punto de encuentro de escaladores en la zona de Innsbruck.


Se trata de una gran pared, de 600-800 metros de altura, en la que hay vías equipadas para aburrir. Entre todos los sectores que tiene, nos podemos encontrar desde vías de grado 3 hasta alguna de grado 8. Como digo, se trata de una escuela muy conocida y por internet es fácil encontrar croquis de casi todos sus sectores (por ejemplo aquí). Nosotros elegimos el ÖAV Klettergarten, por ser el más fácil y por ser perfecto para gente que está empezando o, como nosotros, que lleva siglos sin colgarse de una piedra.


Por la Tiroler Straße (B171) salimos de Innsbruck con nuestras bicis. Esta carretera nacional recorre el valle del Inn bordeando casi siempre el río, y tan solo 6 o 7 kilómetros nos separan de esta escuela de escalada. Dejamos nuestras pequeñas bestias oxidadas en este aparcamiento, el cual ya esta lleno a las 10 de la mañana...


...y un cartel blanco da la bienvenida a los escaladores, recordándonos que estamos en un espacio protegido y tenemos que comportarnos de la forma adecuada (no fuego, no basura, solo usar los caminos marcados, no tiendas ni vivac)...


...acompañado por un pequeño croquis. Nosotros vamos al AV-Klettergarten, enano en comparación con la Martinswand, pero adecuado para nuestro nivel.


Del parking sale un camino, del cual en pocos metros tenemos que tomar un desvío a la derecha (justo antes de llegar a esta caseta)...


...que nos llevará en 5 minutos a la pared en cuestión. Podemos ver alguna que otra cordada, pero de momento la cosa esta tranquila. Todas las vías están perfectamente equipadas con parabolts, y la mayoría incluso tienen mosquetón en el descuelgue.


Debido a una reciente lesión de Iván en el pulgar, empezaré yo con la Via Sebastian (4a, 22m)...


...que discurre a lo largo de una grieta. Sin muchos problemas.


Posteriormente la hace Iván con la cuerda por encima, y parece que su dedo responde bien...


...así que después la volvemos a abrir los dos.


Después nos movemos unos metros hacia la izquierda, tomando la Lange Kindertour (4a, 20m)...



...la cual también repetimos después, para afianzar algunos movimientos.


Después de haber subido cuatro veces cada uno, picamos algo de queso y lomo (de las pocas existencias que nos quedaban procedentes de España, ahora ya agotadas), y nos preparamos para afrontar la Kurze Kindertour (4c, 12m), una bonita vía (no muy larga) que sube por fisura que separa dos paredes en ángulo. Algo más dura que las anteriores, la abro yo...


...y después la abre Iván también...


...montando el descuelgue...


...antes de volver a repetirla los dos, esta vez con la cuerda por encima. Después de ello nos volvemos a mover hacia la izquierda, en busca de un último objetivo. La pared parece ahora un hormiguero, y quedan pocas vías libres. Finalmente, nos hacemos con Das vergessene Tal (4c, 22m), una vía que nos pondrá a prueba sobre todo en la primera placa, donde nos acordamos de la Pedriza, ya que es prácticamente de adherencia. Lo paso un poco mal para chapar la primera, que no está precisamente cerca, y para llegar al segundo seguro. Este tramo es algo más serio que un 4c, creo yo. Después de eso, solo queda disfrutar de casi veinte metros de buenos agarres, y unas bonitas vistas sobre el valle desde el final de la vía...


Iván también la abre, mucho más tranquilo una vez superada la primera parte...


...con el resto de vía por delante.



Una vez más, también ésta la repetiremos de segundo, para comprobar que la primera placa tampoco es tanto. Lo único que tiene es la distancia a la primera y a la segunda chapa...

Después de eso, un poco cansados, decidimos que es hora de volver a casa. Recogemos todo y bajamos hasta el parking. Mientras nos alejamos con las bicis,  me vuelvo para hacer una foto de la imponente Martinswand.


Siempre está bien descubrir una escuela de escalada de este calibre tan cerquita de casa y, cómo no, volver a escalar después de tanto tiempo. Hasta la próxima.

jueves, 19 de abril de 2012

Castor (Punta Castore)[2/2], una espina clavada...de 4228m. El ref. Quintino Sella...y la retirada. 03-04/04/12

Segunda parte [...viene de aquí].





.Día 2.Mar3Abril2012.Casotto (P. sup. di Bettolina)-Ref. Quintino Sella.

Resumen de la ruta
Inicio: P. sup. di Bettolina (3139m)
Final: Refugio Quintino Sella (3585m)
Distancia: 2km
Desnivel de subida: 450m
Desnivel de bajada: 0m
Tiempo: 3h30 (paradas incluidas)

Sin muchas prisas (ninguna), nos levantamos a más de 3100 metros. Ya ha amanecido, y un enorme mar de nubes nos da los buenos días...


...cubriéndolo todo con un manto esponjoso...




Hacia arriba, ahora vemos el camino un poco más claro. Sin saberlo nosotros, esta será la unica ventana de buen tiempo que tengamos, y nosotros tan abajo...


...pero eso si, sin palabras (pinchar para ampliar).


...observando la Punta Bettolina, el Monte Rothorn y Testa Grigia (de este último no estoy seguro pero por su posición...)...


...mientras las nubes suben y bajan...


...pero de momento parece que nos dan tregua. Desayunamos, recogemos la tienda, hacemos las mochilas e iniciamos el ascenso, esta vez por la cara este de la cresta. Sin complicarnos mucho la vida, encontramos unas huellas de esquí y las seguimos...


...para llegar en algo más de media hora a una pequeña plataforma situada a los pies de un pico sin nombre...que sí. Es el que ascendimos ayer. Con cara de "mecagoentodo" (con perdón), nos damos cuenta de que el camino pasa a escasos 30 metros del pico. Con que la niebla nos hubiese dado una tregua de diez segundos, habríamos reconocido el camino a seguir, y probablemente a estas horas estaríamos hoy en la cima del Castor. Bueno claro...otra cosa hubiese sido descender esa pared con las mochilas a cuestas.


No nos queda otra cosa que seguir adelante, esperando tener otra oportunidad. El mar de nubes va subiendo irremediablemente, pero su cosa buena tiene. Impresionante es decir poco...


Dejando atrás nuestro pico sin nombre...


...sorteando las formaciones rocosas que sobresalen por encima de la nieve...


...vamos encontrando la forma de seguir cerca de la cresta. Con cuidado de mirar el suelo de vez en cuando, luchando por apartar la mirada de esto. A nuestra izquierda el Breithorn -occidental, central y oriental- elevado sobre el Grande Ghiacciaio de Verra. Fijándonos bien, hasta podemos distinguir en el centro de la foto el Refugio Mezzalama, en lo alto de una cresta rocosa...


...lugares que nunca antes habíamos contemplado. Muy diferente a lo que estamos acostumbrados (incluso viviendo en Innsbruck)...


Hago una panorámica, aunque difícilmente estos paisajes salgan de mi mente (pinchar para ampliar).


Después de todo, subimos contentos. ¡Menudo día se ha quedado!


Pero no será por mucho tiempo más...


...rodeando unas enormes palas de nieve...


...los Lyskamm aparecen una vez más ante nosotros...


...así como el Castor, con su pared rocosa...


...y mientras las nubes nos empiezan a cubrir una vez más...



...accedemos a la última parte de la cresta. La zona de las cuerdas fijas.


Hay nieve para parar un tren, y huellas de dos o tres personas, así que no somos los primeros locos de la temporada. Al menos eso nos alivia...


...pero aún así, decidimos ponernos los arneses y llevar preparado un cordino con mosquetón, para dar seguridad si se presenta algún paso complicado.


Sin mayores problemas, llegamos al que sería el peor paso de todos, salvado por un puente de madera que elimina toda dificultad.


Aún así, ascendemos lentamente, prestando atención a cada paso que damos. Mejor no tener un traspiés...


Después del puente, la pendiente se acentúa...


...y para entonces la nubes ya se nos han echado encima...


...pero con casi otra media hora de ascensión, sin necesidad de utilizar los cordinos en ningún momento...


...llegamos al final de la cresta, y con ella al Refugio Quintino Sella.


Obviamente, aquí no hay nadie. Nos acercamos al refugio de invierno, compuesto de una pequeña sala común, una cocina y la habitación de las literas, con capacidad para 30 personas y dejamos todo lo que llevamos. El resto del día lo pasaremos descansando...


...comiendo, bebiendo (hay un par de bombonas grandes de gas para la cocina)...


...y practicando algunos movimientos (entre ellos encordarnos...pues no está mal decir que está sería la primera vez que atravesamos un glaciar, o que hacemos una cima de más de cuatromil metros). En el refugio encontramos diversas cosas que nos harán la vida más fácil, como mantas, una estufa de gas un poco cascada, un sillón...y periódicos. Que aunque parezca una tontería, bendito sea quien dejase ahí los periódicos, al darnos cuenta de que nuestras reservas de papel higiénico eran casi nulas jaja.

Mientras tanto, y muy a nuestro pesar, el tiempo va a peor....y se pone a nevar. Con ganas.


Sin mucho que hacer aparte de matar el tiempo, preparamos todo el material para el día de cima...


...y tempranito tempranito, nos vamos a la cama rezando porque el tiempo nos deje hacer algo...


.Día 3.Mie4Abril2012.Ref. Quintino Sella-S. Anna (Staffal).

Resumen de la ruta
Inicio: Refugio Quintino Sella (3585m)
Final: S. Anna (2172m)
Distancia: 9km
Desnivel de subida: 50m
Desnivel de bajada: 1450m
Tiempo: 5h (paradas incluidas)

Suena el despertador a las 4:00 de la mañana. Iván y Alejandro, malas pécoras, se hacen los dormidos y al final me levanto yo a mirar por la pequeña ventana de la habitación. Apenas veo el suelo con la niebla. Pero lo que si veo son los enormes copos que caen. Ale, vuelta a la cama...

Suena el despertador a las 5:00 de la mañana. Esta vez ya no paso. A pringar todo el mundo jajaja. Le toca a Iván. Veo como se acerca a la ventana y como vuelve. "A dormir otra vez".

Suena el despertador a las 6:00 de la mañana. Tenemos que despertar a Alejandro, que ni se ha enterado. Es su turno. Pero todo sigue igual.

A las 7:00 el panorama no ha cambiado, y a las 8:00 desistimos. Hoy parece que no será el día de cima. A dormir de nuevo.

Cuando despertamos son más de las diez y la cosa fuera se ha puesto peor. Mientras desayunamos debatimos los pasos a seguir. Basicamente se nos presentan dos opciones. Bajar o esperar al día siguiente. Para que negarlo, estamos todos un poco nerviosos, y yo me empiezo a notar algo asustado. Durante la noche han caído unos veinte centímetros de nieve, y la parte de cuerdas fijas ya tenía un bueno taco (de hecho, en varias partes la cuerda estaba tapada), como para que le caiga más.

Aún así, prevalece la opción de esperar. Dando vueltas de un lado para otro, mirando hacia fuera, pasa lento el tiempo. A eso de las doce, la cosa se pone peor aún. Nieva con mucha fuerza, y ésta vez yo propongo bajar. No son las mejores condiciones, pero si sigue así, es mejor dejar atrás la cresta antes de que nieve más. Volvemos a debatirlo, y tenemos claro que con lo que ha caído, la idea de hacer cima se diluye casi por completo. Finalmente, decidimos bajar...


...para lo cual creemos conveniente encordarnos entre nosotros y a las cuerdas fijas.


Atravesamos varias partes en las que la cuerda ha desaparecido...


...descendiendo lentamente, sin que la nevada nos de tregua...


...con cuidado de pisar en firme en todo momento...


...sin pensar en la caída que tenemos a mano izquierda...


Al principio vamos con movimientos demasiado forzados, todos en tensión...pasando el mosquetón por todos los tramos de cuerda...


...pero poco a poco, según entramos en faena, nos vamos relajando...


...y de alguna forma, las miradas que intercambiamos delatan una buena parte de diversión.


Dejamos atrás las cuerdas...


...y volvemos a seguir las señales amarillas...


...para llegar en unas cuatro horas (de las cuales la mitad del tiempo lo empleamos saliendo de la nieve) al Collado Bettaforca.


Y a todo esto, sigue nevando. Miramos la hora y decidimos apretar el ritmo, para poder llegar al último teleférico que sale de St. Anna hacia Staffal.

Ya abajo, toca lamentarse. La decisión de bajar fue acertada, pues sigue (y seguirá) nevando copiosamente, pero aún así no podemos retener ese resquemor. Ni siquiera hemos podido intentarlo, ni siquiera hemos podido salir andando hacia el Castor. Además, inconscientemente repasamos todo lo que salió mal. El teleférico, la niebla, el mapa, nuestro juicio. Ya no tiene remedio pero..."joder, es que si hubiésemos llegado al refugio el primer día...estaba claro que ayer fué el día de cima. Buen tiempo de noche y buen tiempo por la mañana". No podemos evitarlo, y abandonamos Staffal y Gressoney con esa sensación agridulce...

Ha estado bien, hemos disfrutado, hemos dormido en tienda a 3100 metros, hemos dormido en un refugio a más altura de la que nunca antes habíamos estado, hemos visto unas cuantas maravillas, pero...

Pero...

...ese pero es lo que habrá que solucionar en verano.


Próxima parada: Zermatt.