martes, 2 de noviembre de 2010

A la Pradera del Yelmo, por algún lugar indefinido de la Pedriza. 29/10/10

De paseo por la Pedriza, buscando hitos, más tiempo perdidos que por caminos.


Resumen

Inicio y final: Canto Cochino (1050m)
Cumbres: ninguna
Distancia total: 7km

(Para ver ampliados el plano y las panorámicas, pinchad sobre ellos.)

Esta ruta, por llamarla de alguna manera, nos lleva de vuelta a la Pedriza, a ese inmenso y erosionado berrocal, con sus singulares riscos, fallas, paredes y barrancos, que llevábamos tiempo sin visitar.

Una vez más, solo disponemos de la mañana, lo que nos impide realizar un recorrido mayor, pero podremos disfrutar de un agradable paseo, con todo lo que esa palabra conlleva dentro del caótico contexto de la Pedriza.

Con la lección aprendida de la semana pasada (en la ascensión a Siete Picos), madrugamos de forma casi inhumana para evitar atascos a la salida de la capital. Bueno, y ya de paso para conocer la Pedriza de noche. En algo menos de una hora llegamos a Canto Cochino, desierto como manda la lógica a tan intempestivas horas. Nos abrigamos bien, cargamos con las aligeradas mochilas y nos equipamos los frontales, pues aún era noche cerrada, pese a marcar el reloj las siete menos diez de la mañana.

Sin un plan fijo, pero con la idea de subir a ver el Yelmo por el Barranco de los Huertos y bajar quizás por el otro lado (por el Collado de las Dehesillas y el Refugio Giner), aunque decidiéramos sobre la marcha, nos ponemos en marcha cruzando el puente sobre el río Manzanares y girando hacia la derecha, en dirección al segundo puente, sobre el arroyo de la Majadilla. En ese punto, empieza un serpenteante camino ascendente, con múltiples bifurcaciones que vuelven a unirse siempre un poco mas adelante.

Andábamos  por el Barranco de los Huertos, en medio de la oscuridad, guiados por la tenue luz de nuestros frontales, hacia un primer collado donde un giro de cabeza nos hizo detenernos a disfrutar de una de las caras bonitas de la noche. A nuestra espalda, las luces de Cerceda, El Boalo, Mataelpino, y supongo que algún pueblo más, teñían el cielo nuboso de un singular color, rozando lo irreal...


...y a lo lejos se vislumbraba Madrid.


Una vez superado el collado, y de camino hacía lo que llaman la Gran Cañada (aunque nosotros prácticamente no eramos capaces de verlo) nos asomamos a unos riscos a nuestra derecha, para ver aparecer Manzanares el Real ante nosotros.


Impresionados por las vistas (ya había merecido la pena el hecho de madrugar), nos pusimos de nuevo en marcha, mientras lentamente el día iba despertando.


Y con la llegada de la luz, los núcleos urbanos del hombre iban cediendo todo el protagonismo a la creacion de la naturaleza, ese caos de granito que solo se encuentra en la Pedriza...


...y empezamos a distinguir sus formas.


Con el amanecer aún nos llevaríamos otra sorpresa, y es que las nubes empezaron a teñirse de tonos violáceos...


...pasando desde el color azul del cielo hasta el tono rojizo de la Pedriza...


...con la Maliciosa brillando al rojo vivo.


Con todo esto, nosotros seguíamos por la Gran Cañada sin saber en que punto debíamos abandonarla para dirigirnos hacia el Yelmo, y sin distinguir un paso claro entre los berruecos...


...todos ellos gobernados por la gran mole del Yelmo...


...o Peña del Diezmo, pues antes señalaba el lugar donde se pagaban los tributos señoriales del Condado del Real de Manzanares.

De vez en cuando los riscos nos dejaban ver la vertiente madrileña, con el embalse de Santillana en primer plano.


En cierto momento vimos una oportunidad de ascender entre grandes bloques, aunque no marcada, y la aprovechamos, de forma que fuimos a parar a las inmediaciones del Elefantito...


...lo cual quería decir que nos habíamos pasado, y de nuevo habíamos perdido los hitos. Tras buscarlos durante un buen rato, andando sin sentido, decidimos tirar todo para arriba, hasta encontrar la senda.


Siempre con el Yelmo como referencia.


Y con el embalse de Santillana a la espalda, además de aquel cerro del fondo que siempre ha despertado mi curiosidad, por su situación solitaria.


Lo primero que hice al llegar a casa fue buscar información sobre él: el Cerro de San Pedro, de 1424m de altura, que debe de tener unas impresionantes vistas por estar tan aislado. La ascensión es algo menos de una hora, asi que para un día con poco tiempo je, je.

Finalmente, después de un rato trepando y destrepando, encontramos la senda, a escasa distancia del Yelmo.


Y en pocos minutos llegamos a la pradera que hay a sus pies.


Allí, resguardados del viento detrás de unas piedras, desayunamos y hablamos sobre que hacer a continuación. Habíamos perdido bastante tiempo buscando hitos, y tampoco nos sobraba mucho, así que al rato emprendimos la vuelta por donde habíamos subido.


Ahora si, disfrutando de todo el paisaje que al principio no pudimos ver.


En esta ocasión, no tuvimos problemas con el sendero, y descendimos bastante rápido, de modo que decidimos buscar alguna pared baja y facilita para probar los pies de gato en roca, ya que hasta ahora solo hemos escalado en rocódromo. Los llevábamos en la mochila por si acaso surgía la ocasión.





Estuvimos un rato probando cosillas y emprendimos de nuevo el descenso hacia Canto Cochino.
La Pedriza Posterior empezaba a asomar por detrás de Peña Sirio...


...con las Torres de la Pedriza.


Tirando de zoom...


El Yelmo a nuestras espaldas.


...y Canto Cochino un poco más abajo.


Con estas imágenes, ya al fondo del Barranco de los Huertos...



...nos íbamos contentos a casa, pero decidimos tomarnos una cañas antes. Una buena decisión, pues al entrar al bar nos llevamos una grata sorpresa: nos encontramos allí con Sherpa y Sergio, dos miembros de Mapache Team, con los que compartimos un agradable rato de charla. Un placer a los dos, esperamos que se repita.

Foto por cortesía de Sherpa.

Y con esto termina nuestra última escapada.

¡Un saludo!

2 comentarios:

  1. Que pasada esas fotos del amanecer, mereció la pena el madrugón. Tendré que probar a levantarme más temprano, ultimamente me he vuelto un poco perezoso.
    Hubo hasta estreno de gatos, muy bien compañeros, el viernes subiremos a escalar a la pedra, igual nos vemos por allí.
    Un saludo amigos.

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  2. Ah! Pues nosotros el viernes, mañana, iremos a machacarnos las piernas con la integral, así que igual nos vemos je, je.
    ¿Por que parte escalaréis?

    Un saludo.

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